Barcelona vivió el último fin de semana de noviembre un momento histórico y emocionante con la Procesión Jubilar de las Esperanzas en las que procesionaron las imágenes dolorosas de la Archidiócesis de Barcelona. Así, recorrieron las calles las tallas de las hermandades del Gran Poder y la Esperanza Macarena de Barcelona, la del Santísimo Redentor y Nuestra Señora de la Soledad de Badalona, la de Nuestro Padre Nazareno y Nuestra Señora de la Esperanza de Mataró, y la del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Esperanza Macarena de Cornellà.
Los actos comenzaron el viernes, 28 de noviembre, con el pregón que precedía a la procesión extraordinaria en la parroquia de Sant Agustí, sede de la Hermandad de la Macarena y Gran Poder de la Ciudad Condal, que corrió a cargo del periodista sevillano Antonio Silva de Pablos, hermano de la Hermandad de la O de Sevilla. Silva habló de la Esperanza, «que es el amor y la misericordia de Cristo traen a esta época falta de ella».
Al día siguiente, las cuatro hermandades participantes salieron acompañadas de sus respectivas bandas por la puerta de la iglesia de Sant Agustí para dirigirse a Las Ramblas. Han recorrido las calles Ferran, Avinyó y Ample hasta llegar a la Basílica de la Mercè, donde la patrona de Barcelona esperaba a las puertas de la iglesia. En la plaza de la Mercé, las cuatro Esperanzas se colocaron frente a la patrona situada en un pedestal frente a las puertas de la Basílica. A su lado una tarima desde donde recibió a los participantes el Cardenal de Barcelona, Juan José Omella Omella, junto con el Padre Fermín delgado, Rector de la Mercè, y Ángel Gómez-Sala, presidente de la Cofradía de La Mare de Déu de la Mercè. Este último dio la bienvenida recalcando el acto histórico y espiritual que se estaba viviendo ese día en las calles de Barcelona.
El director del Secretariado de Hermandades y Cofradías de la Archidiócesis de Barcelona, Manuel Zamora Negrillo, recalcó el carácter de Iglesia en salida, Iglesia en la calle de las Cofradías y agradeció a todas y todos su participación para coordinarse en sus distintas maneras de trabajar, su servicio, disponibilidad y testimonio de fe, siendo portadores de la “buena noticia”, un mensaje de “esperanza” cada día más importante, mencionaba.
El padre Fermín leyó el Evangelio, y seguidamente el Cardenal hizo la homilía, «que Dios haga de las Cofradías verdaderos faros de Esperanza para la ciudad y la Iglesia de Barcelona, ser testimonios de luz en medio de la sociedad, destacando además la Piedad Popular y las cofradías como auténticas escuelas de vida cristiana».
Para terminar, se rezó un Padre Nuestro y Alexandra Moreno redondeó el acto cantando un Ave María.
