Entrevista con Enrique Millo, Secretario general de Acción Exterior y Unión Europea de la Junta de Andalucía
RAÍCES ANDALUZAS. Abril y principios de mayo es sinónimo de Feria. ¿Qué cree que perdería Cataluña si por algún motivo este evento desapareciera del calendario?
ENRIQUE MILLO. Después de tantos años celebrándose y de tantos miles de personas que han paseado por el Real, ya no se puede hablar de una Feria andaluza en tierras catalanas. La Feria de abril ya es, por derecho propio, un evento catalán, integrado de pleno en la cultura de la región. Organizado y protagonizado por entidades andaluzas, sí. Pero sostenido en el tiempo, y en sus habituales récords de asistencia, por la sociedad catalana en su conjunto. Si Cataluña, por algún motivo que espero nunca suceda, perdiera su Feria, perdería parte de su identidad.
R.A. ¿Qué imagen cree que se transmite de Cataluña en un evento como este?
E.M. La de una región tolerante y siempre abierta al que llega de fuera. La de una sociedad democrática que se enorgullece de la riqueza y variedad de su agenda cultural. La imagen de quiénes reconocen el valioso papel que han jugado, y siguen haciéndolo, los andaluces y andaluzas en la historia reciente de Cataluña. En definitiva, la imagen de una Comunidad que mira al futuro con optimismo y anchura de miras porque nunca se olvida de su pasado.
R.A. Para muchos catalanes la Feria de Abril es algo muy ajeno a su manera de ver su cultura y la vida. ¿Considera que la Feria es el reflejo de la Cataluña de hoy en día?
E.M. Sí, indiscutiblemente. La Feria se ha convertido, especialmente en estos últimos años, en punto de encuentro prácticamente obligado para todos los andaluces y andaluzas que residen en Cataluña pero también para todas aquellas personas que desean disfrutar de una velada desde el respeto y la convivencia. FECAC se enorgullece de haber promovido, en las últimas ediciones, la ya emblemática “haima” que monta cada año la Fundación Ibn Batuta o la presencia LGTBI en la Feria, que ha pasado de un simple stand informativo a contar con su propia caseta en el Real. Y no es para menos. Si Cataluña como sociedad es plural y tolerante, la Feria también lo es.
R.A. La Feria de Abril de Cataluña celebra ya su 52 edición con notable éxito en cuanto al número de asistentes. ¿Piensa que la Feria debería seguir creciendo o eso haría que perdiera parte de su idiosincrasia?
E.M. La Feria de Abril se ha consolidado como un evento cultural de gran relevancia que refleja la riqueza y la diversidad de la sociedad catalana, a la vez que mantiene vivas tradiciones andaluzas muy arraigadas. Su crecimiento en número de asistentes es un reflejo del interés y la acogida que genera entre el público. No obstante, es importante que se mantenga el equilibrio entre la expansión y la preservación de su esencia. El crecimiento no tiene por qué estar reñido con la autenticidad si se gestiona con sensibilidad y respeto hacia los elementos culturales que hacen única esta celebración. La Feria puede seguir siendo un punto de encuentro plural, inclusivo y fiel a sus raíces.
R.A. ¿Cómo ve de salud a las hermandades rocieras y entidades de cultura andaluza en Cataluña?
E.M. Por lo que he podido conocer durante estos años, no tengo dudas de que les espera un futuro brillante. Cataluña es la región española con más entidades andaluzas activas, con más personas que dedican tiempo y esfuerzo a organizar todo tipo de actividades con las que celebrar la identidad andaluza. Si la salud de las asociaciones depende del compromiso y el entusiasmo de estos andaluces y andaluzas en el exterior, no hay otra respuesta posible que el optimismo. Estoy convencido de que, con el debido respaldo y apoyo que, desde la Junta de Andalucía, intentamos aportar a las asociaciones andaluzas en Cataluña, la sociedad catalana volverá a disfrutar año tras año de su excelente propuesta cultural.
R.A. Supongo que habrá visitado el Real con anterioridad. ¿Qué inquietudes le trasladan las personas que forman parte de las entidades y hermandades andaluzas que participan?
E.M. En un evento como éste, los primeros interesados en la seguridad y en que la Feria sea apta para todos los públicos son sus propios organizadores. Incidentes puntuales pero que desgraciadamente han tenido lugar alrededor de ediciones pasadas sólo empañan la imagen y la experiencia de lo que debe ser una celebración de las tradiciones andaluzas desde el respeto y la alegría. En este sentido, los esfuerzos de FECAC por mejorar el dispositivo de vigilancia del recinto son dignos de reseñar. Como también lo es el hecho de que la Feria haya conservado su carácter apolítico, respondiendo a otra de las inquietudes de las asociaciones: el riesgo de que la fiesta se politizara. La Feria celebra las diferencias que, paradójicamente, unen a andaluces y catalanes en una identidad compartida desde hace décadas. Evitemos entre todos que las luchas ideológicas y parlamentarias dañen este vínculo irrompible.